miércoles, 9 de diciembre de 2009

Día 111

“Yo quería una misión y por mis pecados me dieron una” (capitán Willard, Apocalypse now)
“Yo no quería nada y por los pecados de no sé quién me subieron a la séptima planta” (Yo, Apocalipsis ahora)

Pues ya me han subido a la séptima, ya estoy rodeado por el enemigo. Voldemort, amigos, es poco enemigo pa lo que hay aquí.

Consideraremos que este es un mail en pruebas, para ver si se puede seguir con esta historia. Ya sabéis que el compromiso inicial es hasta que Ángel vuelva de Burgos. Yo he pedido a mi jefe de CyC que me permitiera seguir en la planta de abajo, no creo que lo haya tenido en cuenta.

Aquí pondría el vídeo de la cabalgata de las Valkirias, los helicópteros disparando, y los surfistas surfeando, mientras Robert Duval dice aquello de “Me gusta el olor del napalm por la mañana. ... Aquella colina olía a... a victoria”. El que no haya visto Apocalypse Now no se estará enterando de nada, pues a verla, a verla… que es de mucho amor. Pues ha habido suerte:



Hoy, la verdad es que no lo he notado mucho (el cambio de planta). Lo peor será mañana, cuando ya no habrá cafetito de consolación o visitas. Aquí ocho horas son muchas, ¡y en mi caso suelo hacer más! Lo de no poder usar youtube es un fastidio, yo creo que era un aliciente, y por otro lado me sugería un montón de cosas para estos mensajes. Hay veces que sacaba más de lo que veía en el youtube que lo que me traía pensado de casa.

Por cierto, me acabo de dar cuenta de una cosa, estamos en la séptima planta de CyC. La planta noble es la octava. Es extraño, nunca había visto a los informáticos tan arriba (de hecho lo más arriba). Los de microinformática como corresponde están en los bajos (en los bajos están los servidores –creo-, la cafetería y los de microinformática. Pero los IBM que administran los servidores están aquí, y supongo que los DBAs.

Supongo que es porque hay atención al público y eso se concentra en las plantas más bajas, pero, vuelvo a decirlo, muy alto están aquí los de “tecnología”, como aquí se les llama. Mi vecina de enfrente ha estado en Túnez y ha visitado Cártago, no Cartago ni Cartagó. Y ha visitado la cuarta ciudad musulmana más importante, de la que creo que no se acuerda del nombre y de la que creo que no se ha acordado las dos o tres veces que ha contado la historia por teléfono y a un volumen muy respetable. Y pronto es para juzgar a mi compañero de atrás, pero es el típico que encuentra muy gracioso “que se hayan perdido las credenciales”, vamos un descojone. No debe ser muy gracioso pq nadie más que él se rie , no sé si porque el asunto es serio o porque los demás no son tan zangolotinos.

En el viaje a ninguna parte Fernando Fernán Gómez califica de Zangolotino a su nieto (Gabino Diego) y creo que lo hace en el segundo sentido del verbo zangolotear que aparece en la RAE: “2. intr. coloq. Dicho de una persona: Moverse de una parte a otra sin concierto ni propósito.”

Zangolotinos todos hemos conocido todos. Y en sentido amplio más. En el sentido estricto, ya he contado muchas veces que en la facultad teníamos uno: de lejos oscilaba, de cerca vibraba, que realmente no sé si son distintos (vibrar y oscilar). El muchacho se movía en un continuo sí, la cabeza arriba y abajo continuamente, siempre, todo el día. Tanto era así que los profesores, si preguntaban si estaba claro lo recién explicado, al mirarle a él respiraban aliviados y seguían con el siguiente punto. Y de cerca este muchacho era un temblor continuo, un parkinson rápididísimo todo el rato.

Zangolotino en sentido amplio, pues yo incluiría aquí a todos esos que se ríen, se les diga lo que se les diga se ríen, esos que dicen una frase y siempre la acaban con un jaja, que no tiene sentido, que no viene a nada, que es como reírse del vacío. De estos había un administrador de Unix en BT al que Félix le tenía estima y que tenía nombre de galán mexicano y que no consigo recordar. Una vez lo vi en el centro con unas Panamá Jack y con unos pantalones cortos caqui, estaba hecho un explorador urbano.

El muchacho que tengo enfrente tiene tres monitores, podríamos jugar con él a “¿en qué pantalla está el video de youtube?” Si yo fuera él, en las tres, me da igual el reflejo en la ventana.

Mi intención hoy era citar a Mecano. Y aquí va sin anestesia y sin rigor alguno. Pondría el video de “Hoy no me puedo levantar”. Lo que me pasa con esta canción es que espero esa frase que diga “es la resaca de panchán” en vez del champán. Y aunque sé que no lo dirá, cuando la oigo, lo espero. Y la oigo pocas veces, menos mal, porque es como la canción de los dementores (el que no sepa de Harry Potter no entenderá esto). Porque a mí me chupa la alegría y me produce ese hastío del que hablo a menudo, y me produce un cansancio que no me hacía falta porque ya bastante “sin sangre” soy. En resumen una canción agotadora e insoportable. Creo que el primer disco de Mecano, menos lo de “Boda en Londres” es así. Al loro:




Habéis tenido suerte, que podía haber puesto uno de Ana Torroja sola en la que se ha pasado con los rayos uva.

Otras canciones, o similares, que no son como yo esperaba:

  1. Una vez intentando acordarme del Padre nuestro, pensé que rezaba “Padre nuestro, ¿Qué tal estás?” (jeje, que gilipollez poner rezar…).

  2. Otra vez oyendo “Eres tú la chica con la que tanto soñé” creí que dirían “eres tú una hembra sensacional”. Es posible que para muchos esto sea impensable para el Dúo dinámico, los Zipi y Zape del pop rancio-español. Pero os recuerdo que ellos seguirán cantando lo de “quince años tiene mi amor”, que parece de viejo verde, que parece el himno de la iglesia de Irlanda.

No todo es malo. He pasado mucho rato con Raquel y con Nora. Y no sé qué me pasa que sólo de pensarlo me pongo contento. Y nos hemos comprado un microondas nuevo, que es uno de mis seiscientos electrodomésticos favoritos, de los primeros quinientos no, pero entre los primeros seiscientos seguro que está.

  • Por cierto lo compramos en un Miró, íbamos a intentarlo en otro cuyo nombre no me acuerdo, pero había que bajar unas escaleras, y con carrito no se puede, así que se quedaron sin clientes.

  • En el metro, cuando hay ascensor siempre está la gilipollas (suele ser mujer, si es tío ni se molesta en correr), que acelera para ponerse delante de ti en la cola del ascensor, cuando pueden usar las escaleras mecánicas. Otras sin-sangre.

  • Cuando visitaba a menudo el aeropuerto siempre estaba esa que corría para coger las pasarelas antes que tú, y allí se quedaban paradas, con sus maletas, sin dejar pasar a la gente que realmente tenía prisa
  • Nótese el pobre recurso, en el quinto párrafo, de escribir la aclaración “(el cambio de planta)” si la narración fuera fluida no me hubiera hecho falta. Sí, sí, un pobre recurso estilístico.

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